jueves, 18 de marzo de 2010

Cualquier día aparentemente normal te levantas más pronto de lo habitual, con el pussy roto de tantos excesos, desayunas zumo de naranja natural & croissant, te encuentras a una amiga de la adolescencia en la mesa de al lado, justo cuando dices "mamada" y "ssrrlupp",  haces una visita sorpresa y relámpago a unos amigos en cuyo piso van apareciendo más personas de los rincones, cruzo toda Bcn con un libro, el portátil y un camisón mientras sigo pensando en la dichosa petición de matrimonio, me reencuentro con mi abuelo para comer, quien me recuerda que a sus 80 años sigue haciendo karate, vuelvo a cruzar la ciudad y vuelvo a pensar en la dichosa frase......por fin llego a casa, donde mis gatos me reciben con la misma efusividad y cariño incondicional de siempre, sin pedir nada a cambio, sólo porque sí.....



.....hogar, dulce hogar.

Y al final va a ser que los culpables de mi limitada felicidad son mis gatos. Ambos dos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Los gatos son siempre una molestia.
O un refugio de algunos para almidonar sensaciones de soledad.

McQ dijo...

Coneixen el nervi que gastas no em sorpren que el teu Sr avi de 80 anys continuhi fent karate.

Un peto preciossa.